
 
Hoy  en día, las casas son cada vez más pequeñas y no disponemos de espacio  suficiente para poder cultivar alguna fruta o verdura. Evidentemente,  resulta más económico y práctico acercarnos a la frutería de la esquina.  
Pero a veces nos olvidamos de la satisfacción de poder cultivar nuestra propia fruta.
Simplemente  se trata de saber escoger la fruta. Las fresas, en efecto, son muy  adecuadas para cultivarlas en casa, porque son plantas pequeñas, que  precisan poca tierra y espacio y de vez en cuando nos recompensarán con  un delicioso fruto.

Como ya casi todo está pensad
o, hay unos maceteros de cerámica especiales  para las fresas que tienen agujeros por los lados para poder sembrarlas  en las paredes del tiesto. De este modo se forma una bola de fresales y  la producción será mucho mayor.
Normalmente,  se siembran de plantones. Son fáciles de encontrar, pero aseguraros que  sea una variedad de sabor, pues las hay cada vez con mayor frecuencia  de sabor insípido. Ya que no podremos disfrutarlas en cantidad, que sí  las saboreemos intensamente.
  Las matas de fresas suelen producir también unos estolones en la parte inferior que son hijuelos o plantas en miniatura que enraízan muy fácilmente. Bastará dejar unos días el hijo en un vaso con agua para que desarrolle más las raíces, o sembrarlo directamente sin cortarlo de la madre hasta que esté más desarrollado.
 
 
En mi caso, estábamos comiendo unas fresas y mi mujer se fijó en una que le salían dos hojitas. Me dijo que eso era un esqueje. Yo casi me reí, pero dejé que lo intentara: lo separó con cuidado de la fresa y lo puso en un vaso con agua unos días. Después lo sembró en una maceta pequeña que dejó tras la ventana. Y cubrió con un plástico con algunos orificios. Para mi sorpresa, enraizó. Y ahora ha llegado la hora de pasarla a una maceta mayor y dejar que le dé bien la luz.
 
 
El  proceso de transplante es muy sencillo: sacamos el cepellón del tiesto,  lo metemos en otro ya preparado con arlita o algún otro drenaje en el  fondo y rellenamos un poco con tierra.
 
Cuando  veamos que el cepellón está a la altura deseada, colocamos el cepellón y  terminamos de rellenar por los lados. Damos un buen riego y a esperar…
He  añadido también a la tierra un poco de humus de lombriz. Esto  proporciona un abonado ecológico y gran cantidad de oligoelementos.
En  la última foto -la primera que aparece en el post-, vemos que el  enraizado ha continuado y la planta ha desarrollado hojas mayores,  aunque en menor cantidad, pero de un color más intenso, señal de que no  le faltan nutrientes.
Ya solo queda colocarla en un sitio con más luz para que nos empiece a dar fresas, que ya va siendo época.


