La FAO recomienda el uso de huertos escolares como elemento fundamental en el desarrollo de los niños y en la educación para sus futuros medios de vida y para una nutrición adecuadas.
¿En qué consiste crear un huerto escolar?
Manejar un huerto escolar no sólo requiere conocimientos de horticultura, sino también aptitudes para trabajar con la gente y sentido común. Otras cualidades útiles son el entusiasmo, las dotes organizativas y facilidad para la publicidad. Se necesita planificar y gestionar, encontrar recursos, obtener ayuda y apoyo; estar en contacto con las personas interesadas; organizar clases de horticultura y lecciones; motivar a la gente y promocionar los logros del huerto. Sin embargo, los responsables del huerto no tienen por qué hacerlo todo. Una buena gestión de un huerto significa desarrollar la capacidad de la escuela hasta que el huerto llegue prácticamente a la autogestión. Los alumnos mayores enseñan a los más pequeños lo que éstos deben hacer; las tareas rutinarias se llevan a cabo de forma automática, y los ayudantes ven por sí mismos qué se necesita hacer.
PREGUNTAS PRELIMINARES
1. ¿Quién será el responsable del huerto?
El «jefe» o «responsable» del huerto puede ser el director de la escuela, un maestro con experiencia o un agricultor experimentado de la comunidad. Un pequeño grupo que aúne compromiso, interés, experiencia, autoridad y contactos debería apoyar al responsable: por ejemplo, el director de la escuela, algunos padres, otros miembros de la comunidad, estudiantes, un inspector, trabajadores sanitarios o el conserje de la escuela. Más adelante se puede desarrollar una red más amplia de colaboradores.
El encargado del huerto debería poder contar con un colega que lo reemplace cuando sea necesario. También es una buena idea disponer de un equipo ejecutivo de estudiantes mayores que sean capaces de llevar a cabo las tareas sin mucha supervisión.
2. ¿Qué necesitaremos?
Para las herramientas y el equipo, las semillas y plantones, los costos no tienen por qué ser demasiado altos. Si se va a comenzar con algo pequeño, el material puede adquirirse a lo largo de los años. También se puede pedir prestado el equipo. En algunos casos, se podrán conservar las propias semillas. Las variedades de plantas locales, adaptadas al clima de la región, son más baratas e inocuas. Las técnicas orgánicas reducen los costos de fertilizantes y plaguicidas.
3. ¿Qué extensión tendrá el huerto?
El huerto puede tener desde el tamaño de una jardinera hasta el de un campo. El tamaño dependerá del espacio disponible. Si la escuela no tiene terrenos adecuados, quizás haya que conformarse con una mesa de cultivo que podremos colocar en una terraza o rincón del patio. El tamaño también depende de los objetivos. Si la educación es el propósito principal, no importa el espacio; unas pocas plantas son suficientes para observaciones experimentales, por ejemplo para estudiar la germinación. Cualesquiera que sean los intereses, se tendrán más oportunidades de éxito si se comienza por algo pequeño, que siempre se podrá ampliar posteriormente. Aun con un huerto pequeño, se sacará más provecho con diversos cultivos que con uno solo o con dos.
4. ¿Cómo decidir lo que se va a cultivar?
Esto depende de los objetivos. Los principales proyectos de huerto de este manual se refieren al cultivo de alimentos para el consumo y la venta. En general, deben elegirse cultivos y árboles adaptados a las condiciones locales, que sean fáciles de cultivar y se ajusten al período escolar. Los cultivos deberían adecuarse a los hábitos alimentarios locales, ser fáciles de preparar y tener un alto valor nutritivo (por ejemplo, hortalizas de hojas de color verde oscuro, y frutas y hortalizas anaranjadas y amarillas.) En cualquier caso, los niños deben participar en la decisión de qué cultivar.
5.¿Quién hará el trabajo?
Los niños realizarán gran parte del trabajo. Deben ayudarlos voluntarios, ya sean padres, miembros de la comunidad educativa, estudiantes, ex estudiantes de la escuela o el conserje o el jardinero, si lo hubiera, especialmente para llevar a cabo el trabajo más pesado, como la preparación del terreno. Pero lo primordial es que los niños aprendan y que no sean considerados una fuerza de trabajo. Deben gozar y aprender durante el tiempo que pasen en el huerto. El trabajo no debería resultarles poco placentero o un castigo. El huerto también debería ofrecerles la oportunidad de asumir responsabilidades, tomar decisiones, planificar, organizar, colaborar, evaluar y divulgar. Las clases deberían prepararlos para estas responsabilidades.
6. ¿Cuánto tiempo requerirá?
De forma ideal, debería dedicarse el mismo tiempo a las lecciones en el aula que al trabajo en el huerto. El propósito de las lecciones es tratar, explicar, planificar y organizar el trabajo, proponer experimentos y observaciones y documentar las actividades y los acontecimientos relacionados con el huerto. Para mantener un huerto pequeño y obtener el máximo beneficio educativo, una clase debería consistir en una hora de trabajo en el huerto y una hora de lecciones en el aula por semana, además de los «deberes» de jardinería en casa durante el tiempo libre de los alumnos.
El tiempo de enseñanza del profesor depende del tamaño del huerto. La tarea del jefe o responsable del huerto es también muy flexible. Además de organizar el trabajo del huerto y las lecciones y ayudar a los niños, puede ser necesario estimular a los voluntarios, planificar los acontecimientos relacionados con el huerto, contactar con patrocinadores, conseguir el material, organizar las visitas, llevar la contabilidad, escribir informes y asistir a reuniones. Un buen encargado de huerto delegará las tareas en los alumnos responsables y en un grupo de apoyo del huerto.
7. ¿Qué capacitación se necesita?
Eso depende de los conocimientos y experiencias que se tengan. Si es posible, se puede pedir que el director y otras dos o tres personas sigan cursos básicos de gestión hortícola, de nutrición, de métodos de horticultura orgánica y de aprendizaje interdisciplinario basado en proyectos. También se podría capacitar a los cocineros y a los cuidadores de la escuela. La capacitación puede estar organizada por el personal del servicio de extensión agrícola, o por padres que conozcan el tema, una ONG o el servicio de educación. Las personas que reciban capacitación deberían transmitir los conocimientos adquiridos a otras personas, por ejemplo durante reuniones informales. Así se reforzará la formación, se difundirán los conocimientos y se salvaguardará el programa de huerto si el único experto decidiese retirarse.
8. ¿Qué tipo de apoyo se necesitará?
• Apoyo de la escuela Lo más importante es disponer de un director de escuela que apoye y se interese en el proyecto, y contar con el interés de todos los miembros de la escuela: los profesores, los empleados de apoyo (conserjes, cocineros, secretarios), el consejo escolar, el servicio de alimentación escolar y las asociaciones de padres y profesores y la dirección del centro.
• Apoyo de las administraciones locales de educación es muy deseable, aunque algunas veces sólo pueda conseguirse después de que se haya puesto en marcha el huerto. Las autoridades pueden facilitar el contacto con fondos especiales, organizar jornadas interescolares, aconsejar sobre la administración, recomendar materiales didácticos, dedicar tiempo durante los horarios escolares a lecciones de horticultura y solicitar asistencia técnica a los departamentos de salud y agricultura. También pueden informar de cualquier reglamentación especial sobre la gestión de los fondos o el mantenimiento del recinto escolar. Será preciso persuadirlos para que establezcan una red de escuelas con huertos y para que faciliten los intercambios entre ellos, por ejemplo mediante visitas y boletines informativos.
• Apoyo de la comunidad Los huertos escolares llaman la atención y atraen el interés local y, por lo tanto, funcionan mejor cuando cuentan con el apoyo de las familias y de la comunidad. La mayoría de las escuelas, sobre todo rurales, están rodeadas de horticultores experimentados.
• Apoyo de los centros de profesores Los centros de profesores pueden ayudar con recursos, por ejemplo con material de enseñanza o información sobre cultivos, o proporcionando un lugar para que los estudiantes se reúnan e intercambien ideas.
• Apoyo de otros servicios Por último, se necesita una buena asistencia técnica de los servicios de extensión agrícola, las escuelas rurales, los agricultores, los servicios de salud, etc.
Es preciso mantener informados a todos los interesados sobre lo que se está haciendo y consultarles con frecuencia; y conseguir que el huerto escolar sea un tema habitual en el programa de los encuentros o reuniones de la escuela.
9. ¿Cómo lograr que la gente valore los huertos?
El apoyo de las personas depende de las actitudes. En algunas zonas hay una larga tradición de entusiasmo por la horticultura familiar. La gente quiere que sus hijos aprendan a cultivar alimentos, flores y árboles. Las actividades hortícolas que se proyecta llevar a cabo se beneficiarán de la imagen positiva que la horticultura tenga en la comunidad.
Sin embargo, la horticultura es vista a menudo como un trabajo arduo y no como un trabajo de educación. Hay muchas formas de dar una buena imagen al huerto, por ejemplo interesando a las familias, dando a la educación una función esencial, creando un sentimiento de orgullo y mostrando que la horticultura puede mejorar nuestra salud y nuestros hábitos. La mayor ventaja de estos esfuerzos es que para los niños cultivar y producir alimentos deliciosos es una actividad emocionante y gratificante.
¿En qué consiste crear un huerto escolar?
Apoyo El huerto escolar prosperará si tiene el apoyo de:
• las autoridades locales de educación;
• el director de la escuela;
• toda la escuela;
• los padres y la comunidad.
Es una buena idea:
• empezar con un huerto pequeño y ampliarlo después;
• establecer y mantener un buen suministro de agua y vallados;
• saber cómo se financiará o autofinanciará el huerto;
• usar métodos orgánicos para mejorar y conservar el suelo;
• elegir cultivos que se adapten a las condiciones locales y correspondan a las tradiciones y hábitos alimentarios, tengan un alto valor nutritivo, contribuyan a la seguridad alimentaria, sean fáciles de cultivar y se ajusten al calendario o período escolar;
• asegurarse de que habrá un encargado suplente que se hará cargo del huerto en casos de emergencia o de enfermedad;
• contar con maestros capacitados y experimentados y con ayudantes que transmitan sus
conocimientos a los demás.
Motivación
El proyecto funcionará mejor si se:
• establecen objetivos claros y sobre los que todos los interesados se hayan puesto de acuerdo;
• elige a un responsable de huerto que sepa tanto trabajar con la gente como con las plantas;
• elogia, recompensa, premia e incentiva a los niños, profesores y colaboradores;
• divulgan los éxitos y se muestran las actividades realizadas en el huerto al público y a toda la escuela;
• promueve el sentido de orgullo, pertenencia, satisfacción por haber logrado algo, y el placer de cultivar el huerto.
Valor educativo
• estudiar las actitudes de la comunidad, la familia y los niños y reconozca su importancia;
• considerar el huerto como una experiencia y un instrumento de aprendizaje;
• incluir a los alumnos en la planificación, toma de decisiones, la organización y la divulgación de los resultados;
• hacer equivaler el tiempo dedicado al trabajo en el huerto al del aula;
• integrar el huerto en el plan de estudios;
• fomentar la observación, la experimentación y la toma de datos.
Apoyo técnico y pedagógico
• tener acceso a la información, a un buen apoyo y al asesoramiento técnico;
• recibir formación en técnicas de horticultura orgánica y gestión de huertos;
• encontrar o producir materiales apropiados para la clase.
SUGERENCIAS PRÁCTICAS
• Consultar al director de la escuela sobre la idea de un huerto escolar.
• Decidir quién será el «jefe» de huerto.
• Averiguar si las autoridades de educación, los servicios de salud y agricultura y el consejo
local pueden apoyar el huerto escolar, incluyendo las posibilidades de financiación.
• Estudiar la posibilidad de capacitación del personal de la escuela.
• Empezar a tratar de manera informal el asunto del huerto con el personal de la escuela,
los padres, la comunidad y el servicio de alimentación escolar. Tomar nota de las ideas
y sentimientos y temores relacionados con este trabajo. No comprometerse con un plan
concreto; dejar el asunto abierto.
• Pedir a los niños una opinión acerca de los huertos, la horticultura y los alimentos
procedentes del huerto. Resultados: Ideas para el huerto escolar; notas sobre los problemas, riesgos y actitudes.
CONSEJOS E IDEAS
• Pedir a los estudiantes de arte que copien el cartel «Cultivar el huerto y desarrollarse uno mismo» de esta página. Adaptarlo según sea necesario al propio contexto.
• Hacer fotografías de las posibles localizaciones del huerto.
• Visitar los huertos familiares de la vecindad para obtener inspiración e ideas.
• Ponerse en contacto con otras escuelas que tengan un huerto.
• Iniciar un «archivo del huerto» para guardar todos los documentos relacionados con el huerto.
FUENTE: Servicio de Programas de Nutrición de la Dirección de Alimentación y Nutrición, en consulta con el Servicio de Cultivos y Pastos de la Dirección de Producción y Protección Vegetal de la FAO.
http://blog.jardinitis.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario